HOJAS SECAS MOJADAS
(accidentes mínimos)
hay días raros
Pensar que la mano del hombre que ha recogido el lápiz que se te ha caído al suelo, en el ascensor, es la de un asesino. Mirar la mano que te entrega el lápiz, no dejar de mirar la mano, darle las gracias sin atreverte a mirarle a los ojos.
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