Si los sentidos nos engañan, entonces, ¿este vacío, este crujir de ramas rotas bajo el esternón, es mentira?
cuando todo es cansancio
Recordar aquellas palabras del viejo Sam, cuando decía que lo único que tenía en contra de la muerte era no poder disfrutarla. Entonces, atarnos una etiqueta con nuestro nombre y descansar durante un rato de la soledad y de la estupidez que nos rodea.
agujeros de gusano
¿Por qué al mirar la regadera rota pienso que la soledad es una pequeña vasija de la dinastía Ming, en su vitrina, una vez que los turistas se van y las luces del museo se apagan?
diálogos con abel
-Abel, ¿qué haces?
-Un agujero.
-¿Para qué?
-Para meter una semilla y un coche.
-¿Un coche? ¿Para qué?
-Para que el árbol juegue mientras crece.
-Y cuando crecen, ¿a qué juegan los árboles?
-A mirar a los coches que pasan.
la fábrica (de oxígeno) del mundo
Todo era hierba y se mecía, y comí pétalos de flores, y metí la cabeza en un seto y volví a creer en la vida sin más.
tener la posibilidad de
Libertad no es sinónimo de tener capacidad de elegir, sino de que nada ni nadie nos impida la posibilidad de elegir.
cajas pequeñas e inútiles (e ignífugas)
Tener la certeza de que debemos guardar algo, por pequeño e inútil que parezca, en un lugar seguro. Tener la certeza de que tarde o temprano lo necesitaremos. Pero, ¿qué guardar?
fsf
Saber reconocer la calma. No rendirse nunca al falso reposo con el que intentará seducirnos la falsa simetría del frío.
¿será que no como?
Dejar atrás el dolor y sus infatigables asaltos. No volver a luchar contra gigantes ni molinos. Emprender el camino de regreso.
un rastro de sudor
Los enormes cubos de periódicos prensados, la cancha de baloncesto vacía, esos árboles a la velocidad de la luz, una nube de pájaros muy negros y muy juntos. Detener el paisaje, intentar recuperar el sol que perdimos.
en serio, ¿tan solos estamos?
Al pasar accidentalmente la mano sobre una taza vacía que aún desprende calor, a pesar de saber que es un objeto inerte, que se trata de un fenómeno físico que quizá no llegue a la categoría de fenómeno físico, a pesar de todo eso, sentir por una milésima de segundo que está viva. Y desear amarla. Y desear que nos ame.
la prisa y la fiebre
Abandonar la prisa y su dulce vértigo. Caminar muy despacio, sentarnos y sonreír de vez en cuando a lo largo del camino, para que nadie note que estamos huyendo.
la primavera, ¿era esto?
¡Dejad de desconfiar, echad al contenedor los disfraces! ¡Dejad que vuestros brazos se llenen de cerezas!
kafka, i miss you
¿No habéis deseado, alguna vez, despertar convertidos en despreocupados insectos ajenos a la estupidez que os rodea?, ¿en ignorantes insectos que sólo saben del peso del sol sobre sus espaldas?
aquí empieza el feliz mundo conocido
Ser conscientes del tiempo que perdimos desplazándonos de un cuerpo a otro cuerpo. Reconocer que no dejaron huella, sólo asco. Arrepentirse del dolor y hasta de la risa, si la hubo. Volver limpios y ligeros a nuestras propias y luminosas sombras.
ese dulce y aterrador zumbido
¿Y qué hacer esas mañanas en las que toda nuestra fortuna es una abeja atrapada bajo el pecho que intenta deshacerse de nosotros?
días de púas
¿Para qué desperdigar semillas más allá del asfalto? ¿Para qué esta certeza de que todo se pierde? ¿Para qué las manos intentando detener lo que se va? ¿Para qué el viento?
sobre ruedas
Detenernos ante las cosas con la urgente curiosidad de un niño. Desaprender la prisa, como si tuviéramos toda la vida por delante.
¿qué fue de la línea 5?
Pasamos la mayor parte del tiempo rodeados de extraños. ¿Y cuántos extraños caben en un autobús? ¿Y cuánta desesperanza cabe en cada extraño? ¿Y cómo escapar?
tempus fugit, o eso dicen
Mirar trilobites detenidos para siempre sobre la piedra donde quizá tomaban el sol, y ser capaces de decir, sin que nos tiemble la voz, que el tiempo huye.
cosas con las manos
Mezclar un kilo de arroz integral con un kilo de arroz blanco y volverlos a separar. Ocupar las manos, vaciar la cabeza.
hilos flojos
Deberíamos aprender a descosernos del mundo, sin demasiada nostalgia, procurando dejar tan solo un leve rastro para no olvidar que hemos vivido.
el año del caballo, dicen
La felicidad se parece mucho a no tener planes ni retos por cumplir. A dejarse mecer como quien hace el muerto en la orilla, procurando no arañarse demasiado con los erizos del fondo.
y llegó diciembre abriendo los brazos
Si después de la tempestad llega la calma, después de la nevada llegan las auténticas hojas secas mojadas. Sólo hay que saber esperar.
el mes de la libertad
Noviembre es el mes en el que algunos árboles, y todas las persianas, se incendian por gusto de luz y no de fuego.
puntos suspensivos
En cada despedida intentar convencer al otro de que alejarse no es nada, tocándole las manos hasta convertirlas en arena o en comida para pájaros.
sin que sirva de precedente
Nada como una habitación de hotel libre de humo, de recuerdos, de sentimentalismo. Una habitación de hotel donde nada es nuestro, sólo el tiempo. La felicidad está ahí y es vertical.
¿quién reina sobre las cosas quietas?
Mirar un estanque y pensar en el estómago de un pájaro, una diminuta burbuja de insectos aún vivos ahogándose en su diminuto miedo.
la joie de ne pas savoir
Alguien dijo que la felicidad sólo se encuentra en uno mismo. No se me ocurre nada más triste que saber dónde acaba uno mismo.
llámalo fluir
Pero así, sin ninguna prisa, mientras te pintas las uñas de los pies con laca transparente, y una racha de aire mueve la cortina del baño y te fijas en la luz amarilla sobre la torre de la iglesia, ¿no parece que todo es perfecto?, ¿no parece que todo es posible?
llámalo neurosis
Pero así, sin etiquetar, ¿no parecen gigantes buenos esperando la lluvia? Así, sin etiquetar, ¿no pareceríamos todos mejores?
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