Ya pasaron las jacarandas, ahora les toca a esos árboles que hay junto a Correos y que el resto del año parecen muertos. A principios de junio se llenan de flores amarillas, casi de papel, aparecen y caen de un día para otro. Vuelta a empezar. Así, de un día para otro durante una semana como mucho. Durante una semana el cemento se vuelve amarillo, si hace viento corren sin sentido como escapando de alguien que jugara a perseguirlas. Nadie se fija en ellas, sólo yo, o al menos nunca he visto a nadie más parado mirándolas correr. He intentado hacerles fotos pero no se dejan, son como la lluvia, imposible fijarlas. No sé cómo se llaman esos árboles, hoy los he visto en una calle que se llama Jamaica. El tráfico las ha pegado al bordillo de la acera. No había coches aparcados, quizás a cierta distancia parezcan una raya amarilla. Me he reído y he mirado a uno de esos árboles buscando cierta complicidad.