Hoy hace 20 años. Yo tenía 24 y un piso sin ascensor ni aire acondicionado. En la tele un hombre, que también tenía calor, volvía a su casa después de hacer la compra. El hombre no tenía prisa, y en vez de parar un taxi paró un tanque. Sus bolsas o su vida en la pantalla del televisor. El hombre tenía las dos manos ocupadas, no podía hacer daño a nadie. Aun así, aseguran, fue ejecutado. No sé bien por qué suelo acordarme de él más que de algunos miembros de mi familia, y entonces el calor vuelve y el sonido de un ascensor inexistente bajando a lo más despreciable de lo que puede llegar a ser el ser humano, vuelve.