Si no fuera por la luz los gritos de los pájaros no llegarían a mis oídos como manos apretándome el cuello, las sienes y la sangre. La sirena de las ambulancias, el zumbido de una mosca sobre el cristal, el ladrido de un perro, la cucharilla en el café de los vecinos, sólo son frutos de la luz. Cada mañana la luz, desayunándome.