-¿Estás ahí?
-No.
-¿Puedo preguntarte una cosa?
-No.
-Sólo una.
-Déjanos en paz.
-Entonces, ¿no estás solo?
-Déjame en paz.
-Me alegro por ti.
-Vale, muy bien.
-Te echo de menos.
-Ya.
-Siempre pensé que hablar con un muerto sería así.
-¿Así cómo?
-Como hablar con un insecto.
-Déjanos en paz.
-Un insecto con las alas de papel.
-Sí, de papel de periódico del día anterior.
-¿Puedo preguntarte una cosa?
-Déjame en paz.