-¿Por qué te gustan estas calles?
-No lo sé. Porque nunca pasa nadie. Porque todavía quedan algunas casas originales. Casi todas tienen las puertas tapiadas. Porque el edificio de la antigua Casa de Socorro sigue en pie. Porque quedan dos bares y siguen igual.
-Sí, con la misma mugre y los mismos parroquianos, pero más viejos.
-Sí. Hombres que se hablan a gritos de un bar a otro, desde una acera a otra. Las mismas bromas, los mismos vasos ya sin brillo, los mismos ceniceros de metal, las mimas fotos en las paredes.
-Ya.
-¿Quieres que te cuente la única vez que entré en uno de esos bares?
-Déjalo.
-Pero, ¿no querías saber por qué me gustan?
-Era sólo una pregunta de cortesía.