Un día aparece y uno siente que todo terminó. Se pudo fingir hasta ese momento, pero ya no podrá hacerlo ni por un segundo más. No es una mancha que se expande. Un gas que asfixia. Es una sensación de luz cortada. De parabrisas estrellado por una piedra en el camino. No quedan huellas. Uno no sabe quién es ni dónde está.