-¿No crees que exageras un poco cuando dices que Nietzsche sostuvo con admiración, entre sus dedos, uno de tus dorados tirabuzones?
-Es rigurosamente cierto.
-Piensa que la memoria nos traiciona y sólo eras un niño.
-Lo recuerdo perfectamente.
-Creo que exageras.
-Tengo testigos.
-Di que eran de un rubio luminoso pero, Giovanni, ¿dorados?