otoño en mayo


Llegaron los charcos y me alegré en silencio, no corrí hacia ellos. No salí de la cama en mitad de la noche a dejar que la tormenta me vistiera de luz. No me pudo la urgencia de otro tiempo al leer sus palabras, cuando vi sus ojos. Definitivamente el tiempo no se ha detenido y me ha vaciado las venas.