No es que tenga prisa, pero al fin he conseguido dejar diáfano el embalaje que une el pack de seis cervezas en sólo tres tijeretazos. Le muestro sonriente mi obra maestra, como esas tiras de monigotes que van de la mano. Ella lo mira sin ganas y leo en sus ojos que tengo la cabeza llena de pájaros. Tú siempre pensando en los peces, dice.