Busca un semáforo sobre un puente (a ser posible el que está sobre el Guadalmedina, antes de Hacienda). Coloca los talones con cuidado en el borde de la acera. No te balancees y procura no caer hacia delante. Cierra los ojos. Siente el tráfico bajo los pies, siente el eje oxidado de la vida.
diálogos posibles [8]
-Por cierto, ¿fumas?
-¿Te das cuenta de que es la primera pregunta personal que me haces en un año, dos meses y trece días?
-¿Cuentas los días?
-No, acabo de echar la cuenta.
-No creo que sea una pregunta personal.
-¿Y qué es?
-Curiosidad, supongo.
-Nunca me preguntas nada.
-No soy curioso.
-Eres escritor, deberías serlo.
-Pues no lo soy.
-Deberías serlo.
-No voy hacia las cosas, ya sabes, me gusta encontrármelas.
-Ya, te gusta ese tiempo de espera.
-Sí.
-A mí también. Siempre que sepa que van a llegar.
-¿El qué?
-Las cosas, lo que sea.
-Ya.
-¿Por qué no me preguntas nunca nada?
-Te he preguntado.
-¿El qué?
-¿Fumas?
-¿Te das cuenta de que es la primera pregunta personal que me haces en un año, dos meses y trece días?
-¿Cuentas los días?
-No, acabo de echar la cuenta.
-No creo que sea una pregunta personal.
-¿Y qué es?
-Curiosidad, supongo.
-Nunca me preguntas nada.
-No soy curioso.
-Eres escritor, deberías serlo.
-Pues no lo soy.
-Deberías serlo.
-No voy hacia las cosas, ya sabes, me gusta encontrármelas.
-Ya, te gusta ese tiempo de espera.
-Sí.
-A mí también. Siempre que sepa que van a llegar.
-¿El qué?
-Las cosas, lo que sea.
-Ya.
-¿Por qué no me preguntas nunca nada?
-Te he preguntado.
-¿El qué?
-¿Fumas?
indiana-suárez
Olvídate del odio y todo lo demás. Todo te pertenece, todo eso que nunca nadie podrá quitarte. Cuéntaselo a tu hijo.
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