Mejor lo diré con palabras de José Luis Gallero: ¿Cuándo hemos sido felices? ¿De niños, en el prado solitario donde imaginábamos lo que sería nuestra vida? ¿Y cuántas veces hemos abandonado ese prado, en el que la vida se construye sin esfuerzo? ¿Y por qué lo abandonamos?
Todos siguen ahí, intactos, preguntándose (y yo con ellos) qué diantre hacía Dios antes de la creación, si la naturaleza observa el descanso dominical o qué voy a hacer hasta el momento de mi muerte.
Abro un catálogo de una de sus exposiciones y leo, escrito a mano, en la primera página: "Esperando nos encontremos no sé dónde. Junio 1996". Ojalá tuvieras razón, ojalá.