Sabía que existía porque oí sus muchas voces muchas veces. Tantas veces tan cerca, pendiendo de su eco como un trapo de un tendedero. Al vacío, pensaba y pensaba en caer, siempre hacia abajo. Hoy levanté la vista, hoy lo he mirado a los ojos.
-Me faltan horas. -En esas mismas horas llevo yo la estadística de todo un hospital de 400 camas, ¿y tú no tienes para tu mundo interior? -Mi mundo interior tiene más de 400 camas.
Si todo va tan bien, si todo es tan sencillo, ¿por qué este dolor que siento? Y si todo va tan bien, si todo es tan sencillo, ¿por qué este vacío que siento?
-¿Puedo pedirte una cosa? -No sé. -¿Podrías hacer que lloviera ahora mismo? -Pensé que ibas a pedirme que te besara? -Pensé que eso no tenía que pedírtelo.