Imagina por un momento que fuera posible otra vida, más vidas, infinitas vidas, después. Imagina que en cada una hubiera un carnet de baile donde apuntar con quién deseas pasar la próxima. Imagina por un momento que cada una de esas vidas fuera un baile. ¿Con quién bailarías?
Para vaciar de recuerdos una casa, después de casi cincuenta años, necesité un café. Para cortarme el pelo, después de dos, una cerveza y media botella de vino. Queda demostrado que.
He paseado hasta la peluquería y no he llegado a entrar. Doblemente cobarde. Por no atreverme a llevar el pelo largo, por no atreverme a cortarlo. He comprado una agenda roja. Hoy apuntaré que soy muy cobarde.
Hoy parece un día normal, y me gusta. Un día como aquellos en los que, de niños, soñábamos con la posibilidad de vida en Marte. Un día que se nos escurrirá lentamente de las manos, como tantos otros.
Una llamada te despierta en mitad de un sueño. Escuchas una voz bajo las mantas, te ríes bajo las mantas. Después miras las cosas quietas y ordenadas a tu alrededor. Todo encaja, piensas.