No pretendo detener el tiempo, sólo deseo que el tiempo parezca detenido.
y llegó diciembre abriendo los brazos
Si después de la tempestad llega la calma, después de la nevada llegan las auténticas hojas secas mojadas. Sólo hay que saber esperar.
el mes de la libertad
Noviembre es el mes en el que algunos árboles, y todas las persianas, se incendian por gusto de luz y no de fuego.
puntos suspensivos
En cada despedida intentar convencer al otro de que alejarse no es nada, tocándole las manos hasta convertirlas en arena o en comida para pájaros.
sin que sirva de precedente
Nada como una habitación de hotel libre de humo, de recuerdos, de sentimentalismo. Una habitación de hotel donde nada es nuestro, sólo el tiempo. La felicidad está ahí y es vertical.
¿quién reina sobre las cosas quietas?
Mirar un estanque y pensar en el estómago de un pájaro, una diminuta burbuja de insectos aún vivos ahogándose en su diminuto miedo.
la joie de ne pas savoir
Alguien dijo que la felicidad sólo se encuentra en uno mismo. No se me ocurre nada más triste que saber dónde acaba uno mismo.
llámalo fluir
Pero así, sin ninguna prisa, mientras te pintas las uñas de los pies con laca transparente, y una racha de aire mueve la cortina del baño y te fijas en la luz amarilla sobre la torre de la iglesia, ¿no parece que todo es perfecto?, ¿no parece que todo es posible?
llámalo neurosis
Pero así, sin etiquetar, ¿no parecen gigantes buenos esperando la lluvia? Así, sin etiquetar, ¿no pareceríamos todos mejores?
todo va a estar bien
Hay días en los que la luz nos toca, nos empapa de algo muy parecido a la felicidad, sólo porque al abrir la ventana del cuarto de baño el sol, atravesando el vapor, se posó sobre los azulejos húmedos y nuestra mano se fue ahí, a esos azulejos y los acarició intentando retener algo. Mañanas que nos hacen pensar que podríamos mantener ese estado de bienaventuranza para siempre. Pero la luz se va y los azulejos se enfrían. Pero la luz siempre vuelve.
la casa de la fugitiva
Ordenar la mañana lejos de casa, mezclar lo ajeno con lo de uno. Tratar de ordenar la luz sobre las cosas.
sólo un paso
Al llegar al paso de cebra desear volver sobre los propios pasos y emprender otro camino, hacia atrás, hacia dentro, hacia la nada.
desaparecerse, un poco
Conducir durante horas, alquilar una habitación de hotel, bajar la persiana, apagar las luces y quedarse muy quieto. Imaginar que no existimos. Disfrutar con la idea de que nadie volverá a acordarse de nosotros.
un oso blanco entre las palmeras
No llegar a entender del todo por qué el frío me hace pensar en la muerte, aunque parezca lo lógico.
el miedo es otra cosa
Saber que cuanto más nos quieran mayor será el dolor cuando nos olviden. Suponiendo que sólo nos olviden y no lleguen a odiarnos.
esa leve y detestable propensión al drama
Sostener una taza vacía, aún caliente, entre las manos. Sentir por un momento que si se rompiera esa taza, sería el fin del mundo. Saber que es mentira.
sweet dreams
Pensar, al meterte en la cama, en cuántas personas se alegrarían de tu muerte. Contarlas con los dedos, dormirte pensando en ellas.
bajo ningún concepto
Recordar una tarde intensamente feliz. Por ejemplo, una conversación con un amigo. Recordar el haber querido tener un jersey del mismo color que el cielo de aquella tarde. Y aun así no desear que volviera a ocurrir, y aun así no desear volver a ver a ese amigo.
olvídate de silbar
¿Reconoceríamos sólo por el aspecto a aquellas personas que, si estuviera prohibido llevar un objeto determinado en el bolsillo o pronunciar ciertas palabras en público, no notaran la diferencia entre vivir libres o sometidos?
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