Basta con una libreta, año 1967. Y la letra de tu madre y tu propia letra, imitándola, te arrastran de los pies. Y una casa con persianas azules te arrastra de los pies. Y una chimenea por la que cada noche entraban seres de otro mundo, para arrastrarte de los pies, te arrastra de los pies. Y el sonido del llavero de tu padre te arrastra de los pies. Escuchabas esperabas escribías, sin saber nada. Ahora lo sabes todo. Sabes que la luz sobre aquella persiana nunca dejará de iluminarte, que esos seres de otro mundo eran buenos y que tu padre traía siempre un cuento en su cartera. Y te preguntas, ¿por qué mi madre nunca hizo bizcochos?